martes, 9 de noviembre de 2021

 Paquito vino al mundo un 14 de abril de 1927 y aunque él nunca aprendió a escribir sí que pensábamos en la familia que él pertenecía, por derecho de nacimiento, a esa influencia creadora que por el aire iba y venía vestida de poesía.

 Que no es lo mismo nacer en plena guerra que en los felices años veinte como le ocurrió a nuestro niño chiquito y aunque nadie de su familia supiera quién era Góngora, lo cierto es que la poesía y esos jóvenes poetas inundaban, hasta el agua que se bebía, de ese entusiasmo por la palabra, por la rima y por decir bello y culto lo que ya el pueblo cantaba, como esa primera nana que le cantara su abuela Francisca: Duerme niño bonito, que ya tu abuelo te hace la cuna. duerme precioso niño, que ya ha salido la luna. Ea la nana, ea la nana, se duerme mi Paquito por sevillanas. Paquito nació al caer la tarde, cuando el sol iluminaba la parra y la alberca, nació de cabeza y su madre lo echó como echan las hembras a sus cachorros, en cuclillas, en una paridera, que la tia Jacinta había comprado en la calle Valencia. Paquito nació en jueves santo, el día en el que se le rezaba al cristo de la humildad, en la iglesia de San Pablo, por eso a Paquito no lo registraron hasta un mes más tarde, que su abuela Clara con su hijo, el padre de nuestro protagonista, se fueron al juzgado : - Señor, que no sé qué día nació mi hijo, pero que era el jueves santo. Que mi prima Candela llegó después de la procesión vestida de mantilla a preguntar y ya había nacido. Mire, usted, qué día era el jueves santo, por favor. Y el funcionario con parsimonia y como si supiera que 4 años más tarde ese día sería fiesta nacional, dijo y escribió en los libros registrales: Francisco de Paula Jiménez Mora, nacido el 14 de abril de 1927, de su madre Dolores Mora Martínez y de su padre Manuel Jiménez Rubio.... Paquito se enganchó a la teta de su madre Lolita y a la de la vecina Juana, la madre de Jeromito, que ya tenía casi los dos años. Paquito se crió a cuatro tetas y a dos leches y en el cortijo se convirtió en el niño más venerado y más bonito que te puedas imaginar. Paquito morirá el próximo día 14 de abril de 2027, a los 100 años de edad, tal como él lo decidió cuando en el primer año de la pandemia, cuando a punto estuvo de coger el COVID, como todos los amigos de la Residencia de la Paz, pero que no la cogió. Aquella tarde que cerraron la residencia para evitar los contagios, Paco, Don Paco como lo llamaban las cuidadoras, llamó a sus nietas y a sus nietos, pues con los hijos hacía años que ya no se hablaba y les dijo: - Mirad lo que os voy a decir: Si cuando todo esto se acabe y yo no me he muerto, yo no quiero vivir más de cien años, así que por favor, tenéis que hacer lo que yo os diga. En mi casa, en mi dormitorio, en mi mesita de noche, en el último cajón, atrás, hay un doble cajón y en él guardo un bote con veneno. Cuando vuestra abuela no se moría y ella quería morirse, el médico D. Adrián me dio dos botes para buscar la dulce muerte, uno para ella, que se lo di, después de la noche vieja y ya no amaneció al año nuevo y el otro para mí. Sé que por el camino que voy, después de todo lo que llevo vivido no quiero estar en este mundo ni un día más del de después de mi cumpleaños centenario. Os lo pido por lo que más queráis, me dais las gotas con un yogur, o mejor con un flan fresquito y yo me moriré dulcemente. - Pero, abuelo, no podemos hacer eso.- Dijo Laura agarrándole la mano. - Abuelo, -le dijo su nieto Fran- y si te mueres antes, ¿qué hacemos? - Dejaros de tonterías, si me muero antes no va a tener gracia... pero será mejor que no sea así, porque si me muero antes no heredaréis nada. Hoy, 27 de agosto de 2021, a falta de unos 2.056 días para que se muera Don Paco, hemos sacado de la residencia al abuelo, lo tenemos con nosotros, cada mes vive en casa de un nieto o nieta y si muere antes lo congelaremos hasta el prometido día del 100 cumpleaños y después de un buen proceso de descongelación llamaremos al médico forense con el que ya hemos pactado una buena recompensa y nos iremos al notario a ver qué nos ha dejado en herencia. Yo espero que nos dure y nos siga contando cosas del siglo pasado y nosotros le contemos algunas de este.

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