martes, 16 de octubre de 2012

Carta abierta a mi sobrino Darío:


Cuando en un dibujo de humor, El Roto coloca a un niño con un rótulo que dice “para qué aprender las letras si en este país solo valen los números”, me hace pensar en la educación que te espera, niño bueno, que vas a cumplir los tres años y acabas de ingresar en el sistema educativo: Una educación un poco aburrida, un poco inútil, casi siempre pensando en la medida, en la cantidad, en el cero y en el diez de la excelencia, que no te va a permitir descubrir los libros de aventuras y de poesía, de cuentos fantásticos y de novela negra, ni la música ni la danza, ni tan siquiera el deporte...
Cuando la educación para la ciudadanía desaparezca del todo, cuando la educación transversal se aparque aún más y sólo valgan los conocimientos de papel y lápiz, cuando la disciplina y la segregación sean los pilares de la enseñanza y olvidemos el objetivo fundamental de cualquier sistema educativo: buscar la felicidad, cuando todo esto ocurra, yo me pregunto, niño creativo, qué hará la escuela para inculcarte valores democráticos, para que aprendas a respetar la libertad de los demás, sus creencias, su forma de pensar y de sentir. Me pregunto qué hará la escuela para que aprendas a amar por encima de todo lo demás.
Cuando leo la propuesta de quitar los bachilleratos de música, danza y artes escénicas, me interrogo por las clases y las aulas por las que pasarás, donde sólo valen las notas en matemáticas y en lengua, y no lo que hayas aprendido y disfrutado con las grandes artes que mueven el mundo desde la antigüedad.  ¡Oh!, niño bello, qué dura una enseñanza que se olvida de tus potencialidades y no buscará tu desarrollo personal y vocacional, y sólo se preocupará de que seas un buen trabajador de minijobs  o tal vez un buen y resignado parado o, mejor aún, un excelente emigrante.
Cuando me planteo por qué nuestro ministro de educación habla de españolizar Cataluña, me entran serias dudas de que se esté construyendo una educación fuera de las ideologías, que se quiera de verdad educar y no volver a la instrucción que sufrí yo en los años de dictadura. Niño hermoso, me gustaría tanto, que tuvieras una educación para ser libre, tener opiniones propias y poder decirlas... Oh, tú que hablas hasta por los codos y empiezas a saber qué te gusta y qué no, sería una pena que el propio sistema educativo que debe velar por tus derechos te cortara las alas para volar y hacerte un hombre sabio y solidario.
Y es que cuando pienso que si la LOMCE  (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa)  sigue su camino, veremos también  a un profesorado que no tiene opción a su formación permanente y que tendrá que hacerte exámenes estándares que nada tienen que ver con lo que aprendes, con lo que sientes, con lo que te emociona.  Éxamenes, reválidas que habrán diseñado otros que seguramente son más empresarios y economistas que maestros. Entonces me entristezco pensando que tu curiosidad y tu gusto por aprender se verán ensombrecidos por el miedo a la nota, por el miedo a repetir, por el miedo a no decir lo que esperan que digas. Niño alegre, deseo que la escuela, que te va a educar hasta los 16, no te quite la ilusión por saber cada día más y por disfrutar aprendiendo como ocurre ahora.
Irresponsables y radicales ha llamado el ministro de educación, cultura y deportes a los padres y madres que por primera vez en la historia van a hacer huelga. Sí, niño tranquilo, seguramente el próximo jueves tu mamá y tu papá decidan que para tu futura educación, incluso, para la que ya estás recibiendo sea mejor que no vayas al colegio. Y es que en democracia la huelga es un derecho que se ejerce para intentar cambiar el rumbo de aquellos aspectos que son injustos para una gran mayoría... No pienses el día 18 cuando no vayas a la escuela que papá y mamá son irresponsables, tal vez sí radicales, por lo de raíz y por lo de profundo, pero no por extremistas,. Estoy segura que, cuando seas mayor, sentirás un profundo orgullo por quienes te defendieron del ministro de Educación y de sus propuestas legislativas. Te sentirás orgulloso de quienes lucharon contra la injusticia de recortarte este hermoso derecho y ojalá, también, de que consiguieran una Educación pública de calidad y para todos. 

Y es que, Niño inteligente, niño sano, niño pequeño, hay que parar esta ley y estos recortes,  para  no tengas que elegir antes de edad entre el trabajo precario o el paro, para que puedas disponer de una beca para estudiar, para que la universidad tenga matrículas más accesibles, para que los comedores escolares no sean de fiambreras y bocatas, para que el currículo educativo te prepare para ser mejor persona, para que tu profesorado te enseñe, te evalúe y te ayude y no te marque y encasille y, sobre todo, para que la educación siga considerándose un derecho y no un privilegio de una élite.

Ojala ,niño primoroso, tengas una Educación concebida para la plena igualdad de oportunidades

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